CHILE
Proveniente de Argentina, el Fiat 600 apareció en el mercado chileno a fines de los 60´s y en un comienzo fue adoptado como un automovíl juvenil de las clases altas santiaguinas hasta su masificación y popularización en la década de los 70´s. El Fiat 600 compitió en el mercado nacional exitosamente con el Simca 1000, la clásica Renoleta, el Volkswagen 1300 escarabajo , la citroneta, los Austín
Mini y los clásicos modelos Opel siendo en este sentido, líder en ventas.
Fue muy popular debido a su tamaño. Como en otros países, se lo denominó con el sobrenombre cariñoso de Fito.
De repuestos relativamente baratos y además traídos por varias casas comerciales, su mantenimiento era relativamente fácil sin tener grandes conocimientos de mecánica. Prontamente el Fiat 600 fue adoptado por tuerca-aficionados y fue modificado para competiciones. Aún es posible ver estas carrocerías con motores adaptados hoy en día en el
Autodromo de Las Vizcachas.
Dentro de los aspectos negativos de este pequeño vehículo estaba su muy deficiente sistema de refrigeración por agua que obligaba a mantener el portalón del motor abierto, algunos llegaron a colocar sendas tomas de aire al costado. El receptáculo de agua de rebalse simplemente hervía tras el asiento trasero. En invierno, este fallo obviamente era mucho menor. La Fiat intentó compensar estas fallas sin lograr resultados razonables para el cliente hasta finales de los 70´s. Los recambios de flanges del motor eran también muy frecuentes. Pero, estas deficiencias se compensaban con su maniobrabilidad, relativo buen rendimiento por kilómetro recorrido y su tamaño que permitía estacionarlo en lugares prohibidos para otros vehículos más grandes. La decadencia del Fiat 600 sobrevino abruptamente a finales de la década de los 80´s cuando fueron desplazados por vehículos similares de mayor cilindrada, mejor sistema de refrigeración y más modernos, de origen asiático.
A finales de la década de los 80´s, se intentó resucitar al Fiat 600 con la introducción en el mercado del Zastava 750, muy similar al modelo original, siendo a pesar de la competencia, vendidos en relativa cantidad; no obstante, la disponibilidad de repuestos jugó en contra de esta inicitativa comercial, condenándolo a una rápida desaparición. El
Seat 600 nunca llegó a Chile.
